He solicitado a Hermes que publique mi humilde testimonio personal sobre la Inmortalidad del espíritu humano, su división en “otros yo”, y la Reencarnación.
Desde mi adolescencia me sentí atraído por los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Hacia el final de la Guerra, yo tenía unos 14 años. Más adelante, al leer la historia de la Guerra me tocó profundamente el episodio de la batalla de Midway, librada en el Océano Pacífico, donde los portaaviones norteamericanos atacaron por sorpresa a la flota japonesa, que avanzaba a la conquista de la base americana de la isla Midway. Fue una victoria de la Marina de EE.UU. que marcó un punto de inflexión de la Guerra en el Pacífico a favor de EE.UU.
Habiendo años más tarde ingresado a nuestra bendita Congregación Espiritual de la Nueva Jerusalén, me atreví a preguntar a nuestros Maestros de la Cosmogonía, que nos guían y protegen, si un otro yo mío había estado en la Batalla de Midway. Como sabemos, nuestro Divino Padre en Su infinita Misericordia permite a los espíritus humanos con cierto progreso, que se dividan, de manera que puedan tener varias reencarnaciones simultáneas en distintos países del Orbe; esto con la finalidad que vayamos pagando más rápidamente los numerosos karmas que traemos a cuestas en cada reencarnación.
La benévola respuesta de los Maestros a mi pregunta, fue clara y precisa: “Sí, estuviste en la Batalla de Midway. Fuiste un aviador norteamericano que desencarnó allí”. Con esta repuesta Sagrada y lleno de anhelo, me puse a investigar en Internet y pude llegar a la conclusión que yo había sido uno de los pilotos de una escuadrilla de aviones torpederos del portaaviones “Hornet”, que en esa batalla fueron todos derribados, al atacar a los portaviones japoneses, pereciendo heroicamente todos los 30 aviadores, en la primera fase de la batalla de Midway; con la excepción del Alférez George H.Gay Jr. que fue rescatado de las aguas posteriormente.
Mientras toda la atención de los marinos y aviadores japoneses estaba concentrada sobre los torpederos americanos que atacaron ras de agua, desde las nubes atacó una escuadrilla de aviones americanos de bombardeo en picada, que hundieron varios portaviones japoneses, consiguiendo la victoria.
Vi una fotografía del grupo de los aviadores americanos a bordo de su portaviones, y allí mi espíritu reconoció a mi otro yo: Era el piloto naval y Capitán de Corbeta. John Charles Waldron, comandante de la escuadrilla de aviones torpederos Douglas TBD-1 “Devastators”, del portaaviones Hornet. Mi deducción fue confirmada por los Maestros de la Cosmogonía.
Pilotos de los aviones torpederos del portaviones americano Hornet. |
Capitán de Corbeta Charles Waldron, en tenida de combate, a bordo del portaviones Hornet. |
El Comandante Charles Waldron a la derecha, y su artillero. |
Capitán Charles Waldron, piloto naval y Comandante de la escuadrilla de aviones torpederos del Hornet, en la batalla aeronaval de Midway. |
Avión torpedero TBD “Devastator” |
El avión del Comandante Charles Waldron, despegando del portaviones Hornet, hacia su destino fatal. |
Entonces oré y rogué al Divino Padre que me permitiera revivir mis últimos momentos en esa batalla aeronaval. Para el efecto, y habiendo practicado durante varios años la Meditación Espiritual enseñada por nuestros Maestros, me tendí en mi cama y comencé a meditar teniendo los ojos cerrados, y muy pronto comencé a ver en mi campo visual espiritual, como una película en blanco y negro cuya escena se veía atenuada, y donde yo me veía conduciendo mi avión a todo motor casi a ras de las olas. Frente a mí y aún lejana se veía la silueta de un Portaaviones japonés, al que yo atacaba con gran determinación, mientras desde la nave me hacían un feroz fuego antiaéreo. El aire a mi alrededor se comenzó a llenar de copos negros, de los proyectiles que estallaban cada vez más cerca de mi avión y que ya empezaban a dañarlo, por lo que me vi obligado a volar en zig zag. Pero de pronto veo salir llamas del motor y luego una gran explosión, que abarcó todo mi campo visual espiritual. Desencarné instantáneamente, y sin dolor, ni sentir nada, me veo volando en espíritu a gran velocidad hacia una maravillosa Luz circular que está en Lo Alto. ¡La Luz del Divino Padre Creador! ¡Aleluya!
Y aquí estoy en esta mi actual reencarnación en Chile, paralela en un tiempo a la del heroico Comandante norteamericano Charles Waldron, dando este testimonio inolvidable de la Verdad de la inmortalidad del espíritu y de su división para pagar sus karmas simultáneamente en distintas naciones, gracias a la Misericordia de nuestro Divino Padre Creador y a Su Justicia Infalible e Inexorable, que se expresa en la Ley del Talión: “Ojo por ojo, diente por diente, pie por pie, mano por mano, vida por vida”, y que nuestro Maestro Mesías confirmó así: “Con la vara que mides, serás medido”…
Con amor fraternal, me permito compartir este maravilloso testimonio de la Verdad, con todos los hombres y mujeres de buena voluntad que creen en la existencia del Creador Divino, que nos ha dado el ser y la vida y que mediante Su Infinita Misericordia, nos permite ir pagando nuestros karmas (faltas a la Ley Divina que generan penas o castigos), mediante la Ley Divina de Justicia que es la Reencarnación, con el objeto de ir purificando nuestros espíritus y así poder acercarnos cada vez más al Divino Autor de la Vida y de Todo lo que existe: Nuestro amadísimo Divino Padre Creador.
¡Bendito y alabado sea Su Santo Nombre, por los siglos de los siglos! ¡Así sea!
Hermano Íkaro.
“Gloria al Divino Padre Creador en las alturas y paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad”.
Madrecita Laura Antonia
Que bella revelación y experiencia para el Hrno Ikaro, nunca antes vista.
Es un testimonio fidedigno de la magnificencia de Nuestro Padre Creador, además como las leyes de Nuestro Asesor Supremo rigen perfectamente todo, como se le da en justicia tal revelación al Hrno Ikaro, para que nos dé también una muestra más de que el Padre es misericordioso y nos permite tener experiencias maravillosas.
Me genera mucha alegría tal revelación, ya que es una historia magnífica, real y estoy seguro que a todos los hermanos de la congregación nos llena de alegría, esta experiencia única.
Es un ejemplo para todos, meditemos más seguido, realicemos obras de bien, respetemos las Leyes Sabías y Perfectas de Nuestro Padre Celestial, y en justicia se nos darán experiencias como la del Hrno Ikaro.
Sigamos el legado de Madrecita, apoyemos a la Profeta Sucesora, unamos los pensamientos y los corazones, y trabajemos por la Verdad, la existencia de Nuestro Padre Creador.
Bendito y Alabado sea Nuestro Padre Creador.
"Gloria al Divino Padre Creador en las Alturas y paz a los hombres de buena voluntad".