Estimado lector o gentil lectora: Os invitamos en primer término a conocer una asombrosa experiencia, que relata el investigador norteamericano William Denton en su libro “The Soul of the Things”– “El Alma de las Cosas”, publicado en 1814, donde describe las sesiones psico sométricas a que se prestó su hermana, la señora Ana Denton, que poseía facultades paranormales. En una de estas sesiones, la señora Denton utilizó para su experiencia de regresión, un pequeño trozo de hueso fósil hallado en Suiza cerca del lago Concise – Se trata del lago Neuchátel – y tomó el trozo de hueso fósil en su mano. Permaneciendo en estado de vigilia y con los ojos cerrados, de inmediato se vio transportada en espíritu al lugar en el pasado y al momento en que vivió el ser humano del cual procedía ese fósil.
Dijo la señora Denton: — Veo un gran lago. Yo estoy cerca de él. Las hierbas crecen dentro del lago y alrededor de él. Hay mucho fango en la orilla. Una roca cubierta de musgo se eleva sobre los árboles en un lugar pantanoso”
Como ella permanece consciente, el señor Denton le dice: — Encuentre a la gente, si puede.
Ella dijo: — Veo a un pobre individuo ahora, que está caminando. Es un hombre prehistórico. Es de baja estatura y robusto, fornido, de anchos hombros. Los músculos de sus brazos son tan grandes como dos de mis puños. Es muy parecido a un mono y lleva la boca abierta. Tiene su cuerpo cubierto casi totalmente de largo pelaje, especialmente bajo los brazos, en las axilas. No tiene barba, excepto unas pocas cerdas. El hombre se sienta en una roca y está tirando piedras al lago.
En un árbol cercano hay un mono que se dedica a imitarlo. El hombre se enoja y tira piedras al mono. El mono, a su vez, se las lanza al hombre. El hombre no ha logrado golpear al mono, pero éste le asesta un piedrazo en la cara al hombre y éste cae de espaldas en medio del barro. Dificultosamente logra salir de ahí, agarrándose de la rama de un árbol. Queda todo embarrado. ¡Qué espectáculo!
Ahora el hombre está corriendo por la playa arenosa y comienza a vadear dentro del lago. Entonces se lanza a nadar al estilo perro. Es un excelente nadador y luego se sumerge hasta llegar al fondo. Yo puedo verlo debajo del agua. Está buceando para atrapar peces. Hay un pez que nada lentamente como una tortuga. El hombre bucea hasta llegar al fondo de arena, alarga sus brazos y lo atrapa. Ahora veo que ha subido a la superficie y está flotando de espaldas, mientras se come al pescado. Ahora el hombre está buceando de nuevo. Después que ha atrapado un pez, toca el fondo con los pies y se impulsa hacia arriba con fuerza. Hay una clase de pez de cuerpo plano, que permanece pegado al fondo arenoso. Mientras nada, el hombre mantiene sus ojos bajo el agua, la mayor parte del tiempo y tan pronto como divisa a un pez, se sumerge, lo agarra, sube a la superficie y se lo come. Ahora veo que nada hacia la playa.
Ahora el hombre está en tierra caminando mientras se rasca el cuerpo. De pronto, ve a un animal del tamaño de una ardilla, que corre a refugiarse en su madriguera que es un hoyo en el suelo. El hombre corre detrás del animalito y está ahora cavando con sus manos a la manera de los perros. Logra agarrar al animal por la cola y lo saca de su cueva. El animal trata de morderlo. Entonces el hombre retuerce la cabeza del animal, rompiéndole el cuello. Ahora está comiéndoselo. El hombre disfruta más al comer este animal que al comer los pescados. Ahora está sorbiendo la sangre y bebiéndola. El hombre experimenta espasmos mientras come. Se lo comió todo, excepto la piel y los huesos. Queda como las gallinas cuando tienen el buche lleno.
Ahora actúa como si estuviera borracho y camina en zigzag. Agarra un palo largo con espinas y lo usa para rascarse. Ahora se allega al tronco de un árbol, que tiene su corteza rugosa, para frotar su espalda contra él, tal como los cerdos. Esto lo hace hasta quedar satisfecho.
Ahora está caminando a través de unos matorrales, hasta que llega a una choza miserable, cavada en parte bajo tierra. Es un lugar ínfimo y humilde, hecho de palos y ramas cubiertas con una capa de barro apelmazado y seco. Dentro del refugio permanecen doce o quince de ellos y él les habla desde afuera gesticulando mucho. Dentro hay tres niños pequeños y cinco mujeres. Tiene piedras para sentarse y hojas secas para dormir. Tienen algo para acarrear agua: son vasijas de barro cóncavas, moldeadas a mano en forma irregular y secadas al sol, pienso. No se ven marcas de fuego. El clima es muy caluroso –.
(Hasta aquí el relato de la regresión hecha por la señora Denton)
Sí, estimado lector. En lo que hoy es Suiza, en el cantón de Vaud, en la comuna de Concise situada a orillas del lago Neuchátel, vivió hace millones de años este grupo de hombres y mujeres prehistóricos, que hemos podido conocer hoy, gracias a la maravillosa condición psíquica de la retro cognición, que poseía la señora Ana Denton.
Pero hoy en febrero de 2021 de nuestra Era, ¿Qué lección podemos sacar de esta asombrosa visión, de ese momento de la vida de este hombre prehistórico?
¡Muy claro! ¡La agresividad innata de nuestra especie!
Cuando ese monito, primo hermano de nuestro linaje, lo comenzó a imitar, el hombre primitivo en vez de reír y tratar de atraerlo para tener un compañero en sus solitarias correrías, a lo único que atinó, fue a rechazarlo a pedradas. Ahí se manifestaba ya la agresividad, el rechazo, el odio, la violencia innata de nuestra estirpe en sus comienzos. No existían entonces nobles sentimientos, claro, solo el ansia de comer y sobrevivir, en medio de mil peligros y dificultades.
Ahora, el día de hoy estimado lector, te invito a que recorramos la historia conocida de la evolución de nuestra especie, pues es de suponer que en los millones de años transcurridos desde este singular episodio que hemos conocido, la especie humana habrá cambiado…
Al dar una mirada retrospectiva, podemos apreciar un largo y tortuoso camino de lento progreso social, cultural, tecnológico y científico, pero jalonado por innumerables y guerras, violencia y terribles mortandades. La agresividad y la violencia han estado presentes allí en forma permanente.
El hombre terrícola muy ufano de sus logros tecnológicos y científicos, con una mano trata de alcanzar las estrellas y con la otra ha creado un demencial arsenal nuclear capaz de destruir al planeta Tierra que da la vida a las especies que lo pueblan, incluido el propio género humano. ¿Es esto progreso y civilización? ¿Es inteligencia o locura, cuando su vida, la de sus congéneres y de todo su Mundo, dependen de un hilito, con la Espada de Damocles Nuclear sobre su cabeza?
“En los últimos 5.000 años de historia, la humanidad estuvo solo 900 años en paz, en los cuales los hombres se preparaban para el conflicto siguiente. Mas de 8.000 tratados de paz se han firmado en el trascurso de los últimos 35 siglos. Desde 1945 hasta finales del siglo XX, se disputaron 140 guerras con 13.000.000 de muertos.
Desde el año 1.000 d.C. hasta el 2.000, se calcula que las guerras han causado unas 148.000.000 de víctimas, casi las 2/3 partes durante las contiendas habidas en el siglo XX. Hasta la primera mitad de este siglo, se estima que 9 de cada 10 víctimas eran soldados; en la segunda mitad esta proporción varía hasta que, a finales del siglo XX, 9 de cada 10 víctimas en los conflictos armados son civiles.” (de RE MILITARI, Guerras en la Historia de la Humanidad, de A.Cagliani, de la Facultad de Historia de Buenos Aires. Internet.)
Nuestro amadísimo Divino Padre Creador, intentando guiar a sus hijos de la humanidad terrena, les ha enviado emisarios, sus siervos los Profetas, a todos los pueblos y en todas las épocas de la Historia. Ahí tenemos a los profetas bíblicos: los Patriarcas, Moisés, Isaías, Exequiel, Daniel, el Divino Maestro Jesús, el Mesías y Juan Apóstol, que escribió el libro Apocalipsis, el último libro de la Biblia. Y en otros pueblos se recuerda a Buda en India, a Zoroastro en Persia, a Lao Tsé en China, a Quetzalcoalt entre los Mayas, a Sócrates en Grecia, y a muchos otros que no alcanzaron a pasar a la Historia, porque fueron eliminados antes.
Todos ellos, que proclamaron el Sagrado Lema de la única religión: “Amar a Dios por sobre todas las coas y al prójimo como a sí mismo”, fueron perseguidos por los espíritus retardatarios y dogmáticos, estáticos y sectarios, materialistas a ultranza – los Anticristos –, que no contentos con haberlos asesinado, modificaron sus Mensajes Sagrados a su capricho y conveniencia, de acuerdo con sus intereses materialistas.
Entonces, con las Sagradas Escrituras tergiversadas, con los Mensajes proféticos modificados, los hombres han sido malenseñados por miles de años…
Las verdaderas enseñanzas del Mesías han caído en el vacío por más de 2.000 años.
Sin embargo, en el siglo XX en 1972 en Chile, desde este confín del mundo, el Divino Padre Creador levantó una profeta, Madrecita Laura Antonia, la profeta chilena del Apocalipsis para reiterar el Único y Verdadero Mensaje, el Verdadero Evangelio de nuestro Maestro Mesías, en su pureza original, que constituye la Verdadera Palabra del Creador Divino Óptimo Máximo.
A continuación, os reiteramos el Mensaje Sagrado, que le fue entregado en 1972 a Madrecita Laura Antonia durante su Ministerio Profético, durante un trance cataléptico, directamente por los Maestros que tripulaban una Gran Nave Intergaláctica aterrizada en un paraje solitario en las afueras de la ciudad de Santiago:
“El género humano debe ser transformado profundamente. Todos deben conocer y practicar las enseñanzas del Mesías. Amen al Padre Creador, porque hoy la honradez, la bondad y la inteligencia son muy raras y muy frágiles en los pueblos de este planeta, como lo han sido en todos los tiempos.
El género humano debe transformarse profundamente. Ni la sabiduría ni la virtud de los antiguos sabios logró cambiar a los hombres, y al cabo de casi dos milenios, no lo ha logrado el cristianismo.
Si los científicos, filósofos, educadores y sacerdotes terrenos siguen vuestro camino, podría el hombre ser transformado en verdadero hombre e hijo del Padre, seríamos verdaderamente hermanos y podríamos nuevamente comunicarnos con ustedes, como lo hicimos ya hace tres mil años antes de Cristo, cuando por Voluntad del Padre vinimos a prestarles ayuda y fuimos rechazados por la flaqueza del hombre, por las ambiciones desmedidas, por la sed del poder, porque se creyeron suficientes, sabios y perfectos, pero sin amor.
Hemos venido a ayudarles, Hermana Antonia. Sé tú fiel Pastora de tu rebaño y cuídalos, porque sólo la Ciencia del Padre puede elevar a los seres humanos de este estado inferior a otro superior, porque los inferiores de espíritu son aquellos que hoy se creen civilizados, pero son todavía salvajes, especialmente aquellos que ustedes conocen por progresistas y que tienden en formas violentas a establecer solo la comunidad de los bienes materiales, olvidando todos los valores humanos. Así se alejan del Padre Creador, Único Dueño y Señor de todo lo creado.
Vosotros, como espirituales, tenéis la obligación de imitar en cuanto sea posible a tan sublime y Divino modelo, pero el que dice amarle, debe amar en primer lugar al Padre Creador.
Que en vuestros espíritus brille la Luz de Su Infinita Caridad.”
(Fin del Mensaje de los Maestros)
Nuestro amado Divino Maestro Jesús, el Mesías enseñó:
Bienaventurados los humildes de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la Tierra.
Bienaventurados los pacíficos, porque hijos de Dios serán llamados…
Y también nuestro Maestro Mesías señaló claramente como actuará la Justicia Inexorable de nuestro Divino Padre Creador y Supremo Juez, cuando llegue el Día Final de la humanidad, “que habrá de llegar como un ladrón en la noche”:
“40 Por manera que, así como es cogida la cizaña, y quemada al fuego, así será en la Consumación del Siglo” – el Día Final de la Humanidad.
41 Enviará el Hijo del Hombre sus Ángeles y cogerán de su Reino todos los escándalos y a los que obran iniquidad.
42 Y echarlos han en el horno del fuego. Allí será el llanto y el crujir de dientes.
43 Entonces los Justos resplandecerán como el Sol en el Reino de su Padre. El que tiene orejas para oír, oiga.” (Evangelio de Mateo Capítulo 13:40 a 43)
“Gloria al Divino Padre Creador en las alturas y paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad.”
Agregar un comentario