Historia de la Congregación Espiritual de la Nueva Jerusalén.
La Luz de la Verdad llega a la Tierra en el siglo XX…
El 2 de octubre de 1967, en Santiago de Chile, Laura Antonia vivía con su familia en una casona antigua frente al Hospital San José, donde su marido oficiaba como electricista, a cargo de la mantención eléctrica del Establecimiento, como hemos anotado.
Ese día se encontraba ella departiendo con cuatro amigas, que la visitaban a menudo, en busca de sus sabios consejos y ayuda espiritual. Tomaban los tés en amable charla y de pronto sufrió ella un desmayo, cayendo desde su silla desvanecida al suelo. Fue auxiliada de inmediato por sus sorprendidas amigas, que la atendieron solícitas. Una de ellas era Gladys Yáñez Castillo, empleada del Servicio Nacional de Salud, quien después relató lo sucedido.
Laura Antonia estuvo un momento exánime, inconsciente, pero de pronto ante sus atónitas acompañantes, comenzó a hablar animándose también su cuerpo. Sobre su pecho apareció una luz celeste y brillante que se movía allí. Con ayuda de las asistentes se puso de pie. Se notaba ahora más alta y más maciza que su natural contextura. Habló ahora con voz clara y varonil, entregando el siguiente Mensaje Sagrado y Divino:
“Gloria a Dios en las alturas y paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad”.
Soy un Mensajero del Divino Padre Creador. El Divino Maestro Jesús, recibió la orden del Divino Padre y me ha enviado a la Tierra, a fundar el Centro Espírita Paz y Amor. He venido a cumplir este Mandato Sagrado y Divino. Dejo plantado este Árbol que es este Centro, con muy poquitas hojas en este momento. Ustedes son esas hojas y deben hacer que lleguen muchos hermanos más, para que crezca y sea muy frondoso y sus ramas lleguen hasta el Divino Padre Creador. Vendré todas las semanas a dejar enseñanzas y todos los jueves deberán ustedes rezar una Cadena Sagrada de oraciones y alabanzas a nuestro Divino Padre Creador.
Gloria a Dios en las alturas y paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad.”
Luego dijo: “Despierten a la Hermanita Antonia”
Después de este corto, pero trascendental y maravilloso Mensaje, despertó Laura Antonia como de un profundo sueño, sin recordar nada de lo que había sucedido. Había experimentado el primero de una multitud de trances mediúmnicos, con carácter de catalépticos — como de muerte aparente—, los que, durante toda su vida futura, le permitirían recibir los Mensajes de los Maestros de la Cosmogonía, en cualquier momento del día o de la noche.
De esta forma, gracias a la Misericordia Divina, había llegado una vez más a la Tierra y por Mandato del Padre, la “Palabra de Yahvé” de los Profetas bíblicos y “El Reino de los Cielos”, que predicó el Mesías. Este Mensaje Profético actual de Madrecita, estaba destinado a los hombres de buena voluntad, que buscaban al Dios Verdadero, en este mundo de inconciencia y de ignorancia.
Así, en un instante de su vida terrena, Laura Antonia quedó transformada en la “Hermanita Laura Antonia”, que sería la Luz en esta Tierra de tinieblas. Ella sería la Nueva Jerusalén Profética del Apocalipsis, que vino a la Tierra para anunciar desde Chile a todos los pueblos del Orbe, la llegada de los Últimos Tiempos de la humanidad, con lo cual comenzaban a cumplirse las Profecías antiguas de la Biblia. Así fue como ella dio comienzo a su Ministerio Profético, en el Siglo Veinte de la mal llamada Era Cristiana; porque la humanidad ha seguido hasta el día de hoy, un camino de impiedad, de guerras y de violencia, completamente opuesto al Mensaje de Cristo.
Gloria al Divino Padre Creador en las Alturas y paz a los hombres de buena voluntad.