O REVELACIÓN DE NUESTRA MADRECITA LAURA ANTONIA, PUBLICADA EN REVISTA ASTRAL N° 1, DE MAYO DE 1972, EN SANTIAGO, CHILE.
“Hombres, Humanidad toda: En el Nombre del Divino Padre Creador, os hacemos un llamado a la cordura, a la paz, al amor, es decir, al camino de Cristo, a sus verdaderas enseñanzas, las que han sido desvirtuadas por todas las religiones.
Llamamos a todos aquellos que, con amor, sacrificio y con fe viva, quieran llevar las túnicas blancas, vestiduras que el Maestro nos pide, porque la Hora Final está muy próxima, porque ya estamos en el comienzo del Fin, porque la Tierra ya ha comenzado a sufrir, y cada uno ha de recibir lo que merece.
Los hombres verdaderos, han de recibir la paz y la felicidad en un mundo nuevo de Paz y Amor; los que siembran y practican el horror, sufrirán los horrores de su propio infierno, porque será demasiado tarde para arrepentimientos, porque cuando conozcan la Verdad, la Realidad, la existencia de Dios, por la vuelta prometida del Divino Maestro Jesús, no podrán alzar sus ojos al cielo y gozar de su presencia, porque quedarán ciegos a la Luz, como ciegos están hoy los que no comprenden ni aceptan la inmortalidad del espíritu, estos Espíritus que desde el Más Allá, nos traen hoy Su Sabiduría en Ciencia Verdadera, que como antorcha nos ilumina el Camino de la Morada del Señor y nos señala a la vez el camino que el Maestro Jesús siguió.
Yo, que he tenido la Gracia de ver a nuestra Madre María, que la he visto como es realmente, y no como la pintan en los cuadros de las iglesias; yo he visto a Jesús muchas veces; sé lo que ha de suceder, cuál será el Fin de la Humanidad, ya que en Revelaciones he visto los horrores que tendrán que sufrir.
Mis sacerdotes podrán dar fe de todo lo que he dicho, porque ellos han sido testigos de que mis premoniciones se van cumpliendo paulatinamente, además se complementan estas profecías, con las videncias que diariamente tienen mis sacerdotes.
Continuarán las guerras y la violencia, habrá fenómenos meteorológicos que han de traer destrucción y muerte, habrá hambre y mortalidad, enfermedades de origen radiactivo para las cuales el hombre no encontrará remedios, habrá fuertes temblores que sacudirán la Tierra, y la ciudad de la Bestia 666 (nombrada en el Apocalipsis de Juan Apóstol), que gobierna a los hombres, será destruida, como también las grandes ciudades que son cuna de escándalos e inmoralidad. Harán erupción casi todos los volcanes de la Tierra.
Horrorizados, los hombres huirán como manadas de bestias heridas. Habrá un terremoto de tal magnitud, como ningún otro haya habido jamás y el Divino Maestro Jesús bajará a proteger a sus siervos, entre temblores, fuego, rayos y truenos, y marcará en el Éter una línea divisoria de Este a Oeste. A un lado quedará la destrucción, el horror y la maldad del hombre, y al otro lado, vistiendo blancas túnicas, quedarán los siervos, los que hoy le sirven y veneran, porque al venerar al Maestro, se venera, se ama a nuestro Todopoderoso Divino Padre Creador.
Luego todo cobrará vida, los árboles, las plantas, el agua, se vestirán de hermosos colores radiantes. Entonces bajarán aves de múltiples y hermosísimos colores y Naves Espaciales de planetas desconocidos, llegarán en ayuda de los elegidos, y solo entonces reinarán para siempre la Paz y el Amor. Quizá esto último sea que Dios en Su Infinita Bondad y Justicia, traslade a sus siervos a Planos Superiores del Astral.”